jueves, abril 17, 2008

AUTOPISTA DE LOS SUEÑOS

10:45 de la noche, después de visitar a un gran amigo y departir un buen momento al son de un sabroso café y unos cuantos cigarros, me subo a mi carro, con la mente en blanco pero a la vez congestionada por tantas ideas.

Agotado por un día largo y muy caluroso, decido simplemente conducir, liberar la mente y dejar que el ritmo de la noche me lleve a donde el viento quiera acompañarme.

5 minutos para las 11:00, no hay mucho tráfico, las luces de la ciudad se mueven a otro ritmo mientras en el stereo de mi carro suena “something to belive in”, simplemente me dejo llevar.

Yo, pertenezco una generación “rockera” que crecimos influenciados por los punteos glam en la guitarra de “cc deville”, por los sonidos estridentes y virtuosos de “slash” y maravillados por los solos de batería de “lars ulrich” de metallica. Eso hace que mi viaje por esa autopista a lo desconocido sea más placentero, que mi alma se eleve y puede conectarme con las luces, la carretera y la música que suena en ese momento, con la que crecí, gocé, canté y derrame algunas lagrimas; y la que todavía retumba en mi alma, como cuando los viejos cierran sus ojos, recuestan su cabeza en un sillón y cantan a media luz un hermoso bolero que los transporta a épocas que no quieren olvidar.

Así es el momento, así es la forma en la que me dejo llevar sin preocupaciones, sin prisa, con el volante en una mano y un cigarrillo en la otra.

La música continúa, sigo mi camino, tomo la ruta hacia el sur. Mi carro marca ochenta kilómetros por hora pero mi menta viaja mucho más rápido. Miro los avisos en la calle, la que se va convirtiendo en carretera: estaciones de gasolina, colegios, nuevas urbanizaciones y una que otra universidad. Ya la calle se ha convertido en carretera, la vía al sur en los límites de esta bella ciudad, doble calzada de ida y de regreso, rectas largas y muy pocos carros a esta hora de la noche.

Pienso, dejo que mi mente viaje.

Empiezan a verse lugares, personas, escenarios y sensaciones que aun no conozco, pero que siento que estoy por conocer. Divago entre el acelerador y cada bocanada de humo, cambio de velocidad, subo y bajo el volumen constantemente como un reflejo inmediato y casi inconsciente. Acomodo mi gorra para que el viento no me moleste y pueda conducir sin el obstáculo de mi pelo, el que a veces se atraviesa en mis ojos cerrándome el campo visual.

Acelero y acelero, dejo que el viento me roce cada vez con más fuerza, que me refresque y permita que mi mente simplemente vuele.

Siguen apareciendo imágenes, futuro incierto e intrigante pero a la vez lleno de expectativas y emociones, a la vez que vuelven imágenes del pasado en forma de recuerdos cual heridas de guerra, las que hacen que después de los años, me sienta orgulloso de lo que he vivido.

Mas kilómetros, un cigarro más, otra canción, menos avisos, la velocidad aumenta, el viento yo no roza… ahora me golpea con fuerza, extraña sensación de libertad, la cual me invita a volar, como una fuerte tentación de abrir la puerta de mi carro y salir volando con el viento de frente, cómplice con mi eterno aliado, bajo el mato abrasador de Eolo.

De repente esa sensación se ve interrumpida por un extraño pero recurrente pensamiento, un demonio que me persigue donde vaya, un guerrero del tanatos, una sensación que quiero desterrar y a la cual no le he podido encontrar respuesta: ¿En que momento mi vida cambió de rumbo y empecé a sentirme tan inconforme?... no lo sé.

Ahora la música hace una fuerte influencia emocional en mi viaje, entro en un debate interno, polarizado por dos seres que habitan el mismo cuerpo, por dos ideales y dos formas de vivir. Motivados por un fuerte sentimiento: la pasión

Encuentro fascinante mi viaje, mi corto pero muy apropiado escape de la realidad, a pesar de mi dualidad, siento algo de paz y empiezo a observar como esos dos seres ocupan mi espacio cada uno con su propio norte, cada uno con su propio ideal de vida, cada uno con sus propios sueños.

Que hacer?... solamente escuchar.

Ambos viajan dentro de mí, dentro de mi carro, oyen la misma música, sienten el mismo viento, ven las mismas luces y actúan de acuerdo a los estímulos externos del camino. Entonces solo puedo escuchar, solo puedo reunir argumentos y luego decidir. Debo tomar una decisión, como cuando una pelea de boxeo se acerca al último asalto y el árbitro debe anunciar un ganador, de esa misma forma debo actuar. No es fácil, lo sé, no es apresurado, tampoco, puesto que mi vida a dado un giro muy brusco en el último año.

Debo decidir.

Dos sueños en etapa de construcción, dos actividades, dos formas de ganarme la vida, dos formas de conectarme con mi propio mundo, ambas igual de importantes y apasionadas. Una rutinaria, estresante pero divertida, creativa y regularmente innovadora, la que llevo haciendo desde hace varios años; la otra, mi afición, mi corazón mi forma de conectarme con los sonidos, con la vida.

Una estable pero agotadora, la otra apasionante pero incierta.

Se aproxima un giro de retorno, la vía de vuelta a la realidad, el portal a la rutina y a la soledad. Y aunque llevo un buen rato conduciendo, decido omitir ese retorno. Aparece otro y otro y otro más, me niego a volver, me niego a abandonar ese momento de debate y paz, a mi momento de escape, a la huida por un instante de mi gran verdugo. Al fin decido girar en el último retorno, viajando en sentido contrario, en dirección a mi vida actual, a mi realidad.

Poco a poco la carretera se convierte en calle, las luminarias aparecen mas frecuentes, los avisos, el tráfico, los transeúntes, los semáforos y las señales de transito me dan la bienvenida: he vuelto.

11:41 pm, llego a la entrada del parqueadero de mi casa, hago una pausa y antes de que se abra la gran puerta, respiro profundo, cierro los ojos y pongo en marcha mi carro, lentamente conduzco, me detengo en mi zona de parqueo y apago el carro. Los seguros de las puertas se abren automáticamente queriéndome decir: llegamos. Hago otra pausa, vuelvo a tomar aire y me lleno de valor.

Al abrir la puerta de mi casa me doy cuenta que todo sigue en su lugar, los zapatos tirados en medio de la sala, uno que otro plato sin lavar, dos mensajes en el contestador telefónico y ninguna luz encendida. Antes de prender la primera luz siento una sensación extraña pero agradable:

“Aunque aun no encuentro la respuesta y todavía ninguno de los dos seres se ha declarado ganador, me siento mas liviano y con un nuevo aire… Se que existe algo en que creer”

- Este viaje tendré que repetirlo con más frecuencia. -

viernes, febrero 29, 2008

HURACAN


Sigue el viento huracanado, dejando despojos tras su paso por tierra firme, por montañas, por valles y mesetas; desahogando los mortales con su abatir intenso. Sigue dejando huellas, incurables, difíciles de olvidar.

Solo el universo sabe hacia donde irá con su fuerza y arrebatados vientos, llenos de pasión, llenos de entusiasmo fugaz, llenos de rumbo sin norte.

Su paso temporal, presagia buenos vientos, presagia complicidad y buen augurio. Aunque sin verlo venir, se presenta como un temporal que inunda, arrasa y deja el vació del olvido. Contradictoria y apática nostalgia de un vendaval, que deja con hambre de más, que deja el sinsabor de algo inesperado, algo nunca predicho.

Sigue su camino, sigue su fuerza, sigue su búsqueda. Sigue sin destino, cada vez dejando más victimas fatales de su encanto. No conoce su poder, no controla su efímero impulso, no encuentra un valle donde correr libre, donde liberar su furia y despojarse de su maldición; la que no lo amarra, la que no lo libera. Impulso desbocado e incontrolable que hacen que corra cada vez mas rápido, sin medir, sin percatarse del peligro.

Quisiera suspenderse como mariposa bajo el manto abrasador de Eolo, quisiera volar a su propio ritmo, quisiera dejar su furia y simplemente flotar.

lunes, febrero 25, 2008

ESTRELLA


Estrella de donde vienes, cuando vendrás…
Estrella de los navegantes, guíame.

Llévame a lugares donde todo florece,
donde se acabe este dolor,
donde la piel respire por sus poros
y los sentidos se degusten nuevamente.

Estrella lejana ve mis ojos, dame tu brillo,
vuelve a mí como un destello permeable.

Vuele con tu brillo,
más nunca fugaz,
más nunca llena de implosiones.

Vuelve en forma de silueta descalza,
en forma de flor de luna,
en forma de madrugada.

Ven, ilumíname
tengo la piel cansada
y los ojos pesados

Ven, ya no veo
en la ausencia de luz.

Ven, guíame, llévame
Sorpréndeme.

lunes, noviembre 12, 2007

Al momento, al tiempo, a la distancia


Siento fuego en mis venas, siento que me quemo con los sonidos que salen de un lugar perdido en la distancia. Siento el incansable eco de las horas, el murmullo de los momentos ahogados en un mar de recuerdos.

La soledad se transforma en realidad, la noche me invita, me reta, me muestra su lado oscuro; vago entre copas y risas, entre humo y míticos personajes salidos de cuentos que invento cada atardecer.

Sin desaparecer, sin diluirme, sin pensar.

Sumerjo mis emociones, anestesiando mi razón, con el norte algo difuso, pero con la estrella de los navegantes por venir, con mi estrella lejana por aparecer, con el reencuentro con mi secreto, mi propio e intransferible secreto de poder.

Y entonces la distancia me aleja, me invita, me involucra y me vuelve a llevar al lugar donde mi alma, refugiada por su propio instinto protege su delicada cubierta dorada, cubre su rostro para olvidar el dolor que opaca su brillo.

Allí en ese lugar, el encuentro de dos almas se vislumbra como un presagio de complicidad, pasión y fortaleza, de sueños quebrantados esperando el momento de unir sus fisuras.

Para sentir el momento, aprender del tiempo y acercar la distancia.

Llevame


Mujer, llévame contigo, llévame en tus ojos

Mira las hojas de los árboles
y el susurro del viento sobre tu cara
escucha las melodías a lo lejos,
que evocan tu nombre.

Llévame en la distancia
guarda pedazos de mi alma en tus bolsillos
para cuando quieras,
para cuando te sientas sola.

Mujer del viento
sigue volando,
aliméntate de recuerdos
y aguárdame en tus brazos
para cuando llegue
me derrita con tus ojos.

Podría convertirme en viento
y volar hacia ti,
podría convertirme en aire
para que me respires por siempre.

Llévame contigo, llévame en tus ojos
en tu mirada dulce y fría
en tu eterno olor a piel.

Mujer, acaríciame en tus sueños
para escuchar en el silencio de las noches
tu sonrisa,
tu aliento,
tu voz.

Por Volar

Por volar conseguí la libertad, por viajar encontré lugares, por moverme he salido, he llegado y he vuelto a volar. Me he sentado en esa piedra; la que todos miran pero nadie toca. Y yo, no siendo menos, he creído en el viento, en las palabras y en las miradas.

Cada corazón tiene un sentido, la razón del sentimiento. Antagónica mitosis que vuelve los seres como esporas, las que viajan con el viento hacia un lugar donde asirse y de alguna forma extraña crecen sus anhelos cerca de los más profundos miedos y aumentan la fuerza del corazón.

Cada latido invoca la locura, cada aliento hace permeable la caricia del deseo y cada segundo se convierte en la sustancia de los sueños.

Por volar he tocado el cielo con mis manos.

miércoles, noviembre 07, 2007

Melancolia


El viento me roza la espalda, poder sin poder, sensación de melancolía que ahoga mis fuerzas.

Penumbras cercanas cubren mi faz, la cubierta de dolor solo se rompe por pequeños instantes en los cuales respiro, para luego inundarme nuevamente de recuerdos, de su piel, de sus palabras, de sus ojos.

Eterna sensación con la que el tiempo no puede, la nostalgia aparece incontrolable, sintiendo en la distancia el eco de una voz, el brillo que ya no ilumina mis noches, el eterno susurro de lo incomprensible.

Y aquí sentado, espero, solo espero.

Las palabras saltan al vació que dejó su ausencia, saltan y se diluyen en una espesa masa de nostalgia con el lastre intenso de sus recuerdos; apuñalan mi alma, laceran mis anhelos y rompen en mil pedazos la ilusión .

Busco en sus palabras las notas de una canción inconclusa, busco entre recuerdos algún motivo sincero, y trato de encontrar en el pasado alguna razón para creer que solo fue un sueño.

Solo puedo gritar en silencio… que la amo.

lunes, octubre 15, 2007

Buscar

De algún lugar del vasto mundo, saltan incansables los fantasmas que deliran con sus cantos ingenuos y perturbadores. La nostalgia se apodera de la verdad y cual figura enredada en manigua, suele desaparecer sin despojos de su alma, la que ví salir y confundirse con las estrellas más brillantes.

Cuando la luna se posa sobre los mortales, la atracción de la pasión se fortalece, cubriendo la sangre con un halo de misterio y distancia. Cuando las ninfas cantan, hierve la bondad y sale a flote la fuerza de la espesa cubierta de hielo fugaz que devela su razón, la que se posa en la cima de sus anhelos, amedrentando su corazón violeta.

Desde la profundidad de la noche, emerge con angustia, con dolor, y despierta sus sentidos entre luces y humo, entre notas que van y vienen, entre copas, entre un presente difuso, al que prefiere diluirse.

Como una persecución furtiva entre sus delirios, desorienta su brújula, para pasar inadvertido por su propia senda, para escalar lo desconocido, para observar el mundo desde su propio podio.

Desde el principio de los tiempos, lleva su estandarte, lleva su armadura e invita a lo desconocido, se adentra en la más profunda campaña de lo imposible, sin descubrir, sin buscar… solo lleva el peso de su alma como única ración.

Solo busca lo que aun no sabe, solo encuentra lo que no busca.

lunes, julio 16, 2007

SIN MIEDO


Correr sin mirar atrás, correr y correr. Sin la duda, sin los miedos todo es posible.


Subamos juntos una montaña y escalemos el más alto de los pensamientos, caminemos verticalmente por la ruta que lleva a las alturas, en donde todo es posible, en donde seremos vencedores de lo irrisorio y sentiremos el clamor de las nubes que nos aplauden cuando cruzamos sus vientres.

Seamos cómplices del camino, seamos socios del equipaje y cubramos nuestras almas con el calor del sol.

Todo se pone a favor, el viento nos da la bienvenida, la montaña nos invita a ser sus huéspedes por un merecido momento de pasión, el cielo nos abre sus infinitas puertas azules, la tierra se tiñe de felicidad en tonos terracota y verde y el aire, aunque escaso nos permite respirar arrebatadas bocanadas de placer.

Seamos espectadores de lo magno y protagonistas de lo propio.

Y después del infinito instante de placer, tomemos el aliento para emprender el viaje de vuelta, donde los sentidos absortos de paz y alienados de vida, nos indiquen el camino de vuelta a casa.

Siempre volvemos a casa.
Ahora… sin miedo.